El Marcador de Inclusión Urbana Extendido se define como una batería de indicadores flexibles, complementarios al marcador básico y no como un índice compuesto, el cual podrá ser usado por los observatorios urbanos como una herramienta para el diseño de políticas públicas, evaluando condiciones de inclusión social, adicionales a las ya incorporadas en el índice estandarizado. Al no tener como principal objetivo la comparabilidad, los observatorios urbanos podrán partir de la guía aquí propuesta, pero también podrán adicionar indicadores o capas complementarias si cuentan con información adicional, incorporar proxis de los indicadores propuestos, u omitir indicadores para los cuales las ciudades no cuenten aún con desarrollos de información.
Como ya se ha mencionado, el objetivo del Cuadro de Indicadores Ampliado es aprovechar las diferentes fuentes de información específicas de las ciudades que están relacionadas con sus áreas temáticas. Además, el marcador de inclusión urbana ampliado abre la posibilidad de incorporar a la estructura del marcador una sexta área temática que en su versión básica, dadas las limitaciones de información y la necesidad de disponer de información comparable entre ciudades, no podía incluirse. . De esta forma, el área temática de gobernanza y participación urbana se incorpora a las cinco ya existentes en el marcador básico.
La forma en que la MIU ampliada busca alinear esas seis áreas temáticas es una división conceptual no sólo en dimensiones como lo hace la MIU Básica sino también en subdimensiones. Sumado a esto, se incorporan categorías de análisis en las que se agrupan las capas de información y, finalmente, la herramienta de visualización de datos permitirá filtrar en función de características demográficas para comprender en detalle la situación de la población vulnerable. La siguiente ilustración muestra cada uno de los componentes dentro del proceso lógico de MIU extendida:
Una ciudad incluyente y próspera ofrece condiciones que garantizan el acceso universal a sus habitantes a condiciones de vivienda adecuada, que implica acceso a vivienda con espacio suficiente para todos sus habitantes y buena calidad estructural, localizadas fuera de zonas de riesgo no mitigable y con acceso a servicios básicos.
Una ciudad incluyente y próspera ofrece acceso a sistemas de soporte social, entre los que se encuentra salud como una condición básica para el desarrollo integral de sus habitantes; incluyendo la calidad del medio ambiente urbano y la exposición a factores ambientales de la población y finalmente, a la capacidad de los sistemas de salud reflejado en el bienestar de los habitantes de la ciudad.
Una ciudad incluyente y próspera ofrece acceso a sistemas de soporte social, entre los que se encuentra el acceso a la educación y a oportunidades culturales, considerando brechas de género y condiciones de diversidad socioeconómica en materia de ingresos, etnias y rangos de edades.
Una ciudad incluyente y próspera genera y ofrece oportunidades a sus habitantes para el acceso a medios de vida y empleo adecuado aprovechando los activos territoriales y capital humano de sus habitantes.
Una ciudad incluyente y próspera ofrece acceso a condiciones adecuadas de habitabilidad, entre las que se incluye el acceso a espacios públicos dinámicos, en entornos con diversidad de usos de suelo que potencian su uso y promueven condiciones de seguridad.
Una ciudad incluyente y próspera, garantiza la justicia social, la buena gobernanza, la toma de decisiones democráticas, el desarrollo económico, la defensa de los derechos fundamentales y la transparencia.
Está ligada con el derecho a una vivienda adecuada y esto es el derecho a vivir en seguridad, paz y dignidad. En ese sentido, la calidad de la vivienda se refiere a que esta debe estar construida en materiales que garanticen una estructura adecuada que no represente un peligro para quienes la ocupan, bien sea por peligro de desplome o toxicidad de los materiales de construcción. Igualmente, se consideran criterios que miden la calidad: la seguridad en la tenencia, la asequibilidad, la habitabilidad, la accesibilidad y la adaptación cultural.
Está ligada con el derecho a una vivienda adecuada y esto es el derecho a vivir en seguridad, paz y dignidad. En ese sentido, se debe contar con un acceso sostenible y no discriminatorio a agua potable, instalaciones sanitarias adecuadas, energía e internet.
Se refiere a que la ubicación de la vivienda ofrezca acceso a servicio de salud, así como de la capacidad y calidad del servicio de salud prestado. Por un lado, el concepto de accesibilidad es abordado desde la dimensión del orden geográfico y en relación con la categoría de equipamiento. Es decir, se mide en función del tiempo necesario para obtener la asistencia de salud utilizando los medios de transporte habituales. Para tipologías de atención barrial o vecinal, se considera la proximidad peatonal, mientras que para tipologías con alcance ciudad, se considera la conectividad mediante sistemas de transporte público.
Por otro lado, la capacidad y calidad del sistema de salud se mide mediante consideraciones como las personas con acceso a aseguramiento en salud, la frecuencia en el acceso al sistema de salud, la capacidad de atención de centros de salud, la disponibilidad de personal de salud en relación con la demanda del territorio y la percepción de la calidad del servicio de salud desde sus beneficiarios.
Finalmente, la calidad del sistema de salud se refleja en la condición de salud y bienestar de la población en territorio. En este sentido, se consideran indicadores como la esperanza de vida al nacer, mortalidad infantil, mortalidad materna, enfermedades cardiacas y diabetes y el acceso a un estilo de vida sano. De esta manera, se analiza la calidad en la atención del sistema de salud mediante el análisis de las condiciones de salud de su población beneficiaria.
Los factores ambientales influyen directamente en la salud de las personas, cuando se está expuesto a recursos contaminados (tierra, agua y aire) hay un incremento en diversas enfermedades. En otras palabras, la exposición a factores ambientales negativos tiene consecuencias directas en la salud humana por lo cual se considera que la vivienda no es adecuada cuando está ubicada en zonas contaminadas o peligrosas.
Se define como el número promedio de años que vive una persona disfrutando de buena salud. La esperanza de vida al nacer aporta una perspectiva amplia relacionada al ámbito de la salud en la ciudad, dado que refleja la mortalidad general de la población en la ciudad. Una ciudad próspera busca incrementar la esperanza de vida de sus ciudadanos con el fin de incrementar su calidad de vida
Se considera que una vivienda es adecuada cuando ofrece oportunidades de educación entendido como la cercanía a centros educativos para la atención y desarrollo en la primera infancia y la educación preescolar, y a centros de formación técnica, profesional y superior de calidad, así como a otras instalaciones educativas como museos, teatros, estadios y cines.
La diversidad socioeconómica dentro de un mismo espacio geográfico en las ciudades puede tener efectos positivos en términos de cohesión social, oportunidades de aprendizaje y crecimiento, estimulación económica, diversidad cultural, equidad y justicia social. Promover la convivencia y la inclusión de personas de diferentes niveles socioeconómicos puede contribuir a construir ciudades más equitativas, cohesionadas y prósperas.
Una mayor diversidad de personas con distintos niveles educativos dentro de un mismo espacio geográfico en las ciudades puede tener efectos positivos en términos de complementariedad de habilidades, innovación, diversidad de perspectivas, movilidad social y fortalecimiento de la comunidad. La diversidad educativa puede ofrecer oportunidades de inclusión social, movilidad social y ascenso económico para aquellos con niveles educativos más bajos
Se refiere a que la ubicación de la vivienda ofrezca acceso a espacio público. Los dos roles principales los dos roles principales que tiene un espacio público son proporcionar un espacio de interacción social saludable y brindar un ambiente adecuado para la calidad del aire (OMS, 2012). Una ciudad próspera tiene suficiente espacio público abierto de fácil acceso a su población y que se encuentra distribuido adecuadamente. Se pueden considerar como elementos de espacios públicos los parques, parques cívicos, plazas, áreas verdes recreacionales y las áreas públicas de los equipamientos urbanos (como por ejemplo centros de deportes públicos)
Se refiere al espacio que tienen las ciudades para desarrollar diferentes actividades dando espacio a la gente con espacio público suficiente, andenes y plazas que permitan la cohesión social y la interacción.
La seguridad y protección que pueda aportar una ciudad garantiza o agrede la integridad personal de una persona y sus derechos, en ese sentido, el crimen afecta de manera negativa a la ciudad. Es por esto que los gobiernos locales deben garantizar que los derechos de los ciudadanos estén protegidos contra el crimen, la violencia y la agresión. Una ciudad próspera busca incrementar la calidad de vida de sus habitantes a través de un mejor manejo de la seguridad que conlleva a la reducción de los casos de homicidios y de hurtos
Tener una ciudad compacta con una mayor proximidad a unidades de servicios y comerciales puede tener ventajas en términos de eficiencia en el uso del suelo, accesibilidad a servicios, fomento de la economía local, cohesión social y sustentabilidad. Esto puede contribuir a una mejor calidad de vida y a una mayor sostenibilidad en el desarrollo urbano.
Una ciudad pensada para el bienestar ofrece acceso a oportunidades de empleo. Una ciudad próspera busca reducir el desempleo para llevar la economía por un camino de crecimiento con mejores oportunidades para sus habitantes.
La participación ciudadana es clave para la inclusión social porque empodera a las personas, permite que sus voces sean escuchadas y contribuye a la toma de decisiones que afectan sus vidas y comunidades. Al involucrar a los ciudadanos en la planificación y diseño de políticas, programas y proyectos urbanos, se asegura que las soluciones sean más sensibles a las necesidades y aspiraciones de diversos grupos. Esto fortalece la cohesión social al crear un sentido de pertenencia y responsabilidad en la construcción de una ciudad equitativa y sostenible, donde todos pueden participar activamente y disfrutar de los beneficios de una sociedad inclusiva.
Ubicación
Seguridad de la tenencia
Calidad estructural y materiales
Asequibilidad
Accesibilidad
Habitabilidad
Adecuación cultural
Disponibilidad de agua mejorada
Disponibilidad de saneamiento
Disponibilidad de energía eléctrica
Disponibilidad de internet
Dotación y capacidad del sistema de salud
Condición de salud y estilo de vida sano
Diversidad socioeconómica
Espacio Público (social – ambiental)
Vibrancia urbana
Forma urbana
Participación Ciudadana
Protección y atención al ciudadano
Barranquilla
Cúcuta
Bucaramanga
Quito