Es un índice compuesto georreferenciado que permite medir el nivel agregado de inclusión de una ciudad y su potencial aporte a la integración espacial, social, económica y cultural de sus habitantes.
Se estructura a partir de 5 áreas temáticas , estas se componen de dimensiones y las dimensiones se dividen en indicadores
Una ciudad incluyente y próspera ofrece condiciones que garantizan el acceso universal a sus habitantes a condiciones de vivienda adecuada, que implica acceso a vivienda con espacio suficiente para todos sus habitantes y buena calidad estructural, localizadas fuera de zonas de riesgo no mitigable y con acceso a servicios básicos.
Una ciudad incluyente y próspera ofrece acceso a sistemas de soporte social, entre los que se encuentra salud como una condición básica para el desarrollo integral de sus habitantes; incluyendo la calidad del medio ambiente urbano y la exposición a factores ambientales de la población y finalmente, a la capacidad de los sistemas de salud reflejado en el bienestar de los habitantes de la ciudad.
Una ciudad incluyente y próspera ofrece acceso a sistemas de soporte social, entre los que se encuentra el acceso a la educación y a oportunidades culturales, considerando brechas de género y condiciones de diversidad socioeconómica en materia de ingresos, etnias y rangos de edades.
Una ciudad incluyente y próspera genera y ofrece oportunidades a sus habitantes para el acceso a medios de vida y empleo adecuado aprovechando los activos territoriales y capital humano de sus habitantes.
Una ciudad incluyente y próspera ofrece acceso a condiciones adecuadas de habitabilidad, entre las que se incluye el acceso a espacios públicos dinámicos, en entornos con diversidad de usos de suelo que potencian su uso y promueven condiciones de seguridad.
Está ligada con el derecho a una vivienda adecuada y esto es el derecho a vivir en seguridad, paz y dignidad. En ese sentido, la calidad de la vivienda se refiere a que esta debe estar construida en materiales que garanticen una estructura adecuada que no represente un peligro para quienes la ocupan, bien sea por peligro de desplome o toxicidad de los materiales de construcción. Igualmente, se consideran criterios que miden la calidad: la seguridad en la tenencia, la asequibilidad, la habitabilidad y la accesibilidad.
Está ligada con el derecho a una vivienda adecuada y esto es el derecho a vivir en seguridad, paz y dignidad. En ese sentido, se debe contar con un acceso sostenible y no discriminatorio a agua potable, instalaciones sanitarias adecuadas, energía e internet.
Se refiere a que la ubicación de la vivienda ofrezca acceso a servicio de salud. El concepto de accesibilidad es abordado desde la dimensión del orden geográfico, es decir, se mide en función del tiempo necesario para obtener la asistencia de salud utilizando los medios de transporte habituales
Los factores ambientales influyen directamente en la salud de las personas, cuando se está expuesto a recursos contaminados (tierra, agua y aire) hay un incremento en diversas enfermedades. En otras palabras, la exposición a factores ambientales negativos tiene consecuencias directas en la salud humana por lo cual se considera que la vivienda no es adecuada cuando está ubicada en zonas contaminadas o peligrosas.
Se define como el número promedio de años que vive una persona disfrutando de buena salud. La esperanza de vida al nacer aporta una perspectiva amplia relacionada al ámbito de la salud en la ciudad, dado que refleja la mortalidad general de la población en la ciudad. Una ciudad próspera busca incrementar la esperanza de vida de sus ciudadanos con el fin de incrementar su calidad de vida
Se considera que una vivienda es adecuada cuando ofrece oportunidades de educación entendido como la cercanía a centros educativos para la atención y desarrollo en la primera infancia y la educación preescolar, y a centros de formación técnica, profesional y superior de calidad, así como a otras instalaciones educativas como museos, teatros, estadios y cines.
La diversidad socioeconómica dentro de un mismo espacio geográfico en las ciudades puede tener efectos positivos en términos de cohesión social, oportunidades de aprendizaje y crecimiento, estimulación económica, diversidad cultural, equidad y justicia social. Promover la convivencia y la inclusión de personas de diferentes niveles socioeconómicos puede contribuir a construir ciudades más equitativas, cohesionadas y prósperas.
Una mayor diversidad de personas con distintos niveles educativos dentro de un mismo espacio geográfico en las ciudades puede tener efectos positivos en términos de complementariedad de habilidades, innovación, diversidad de perspectivas, movilidad social y fortalecimiento de la comunidad. La diversidad educativa puede ofrecer oportunidades de inclusión social, movilidad social y ascenso económico para aquellos con niveles educativos más bajos
Se refiere a que la ubicación de la vivienda ofrezca acceso a espacio público. Los dos roles principales los dos roles principales que tiene un espacio público son proporcionar un espacio de interacción social saludable y brindar un ambiente adecuado para la calidad del aire (OMS, 2012). Una ciudad próspera tiene suficiente espacio público abierto de fácil acceso a su población y que se encuentra distribuido adecuadamente. Se pueden considerar como elementos de espacios públicos los parques, parques cívicos, plazas, áreas verdes recreacionales y las áreas públicas de los equipamientos urbanos (como por ejemplo centros de deportes públicos)
Se refiere al espacio que tienen las ciudades para desarrollar diferentes actividades dando espacio a la gente con espacio público suficiente, andenes y plazas que permitan la cohesión social y la interacción.
La seguridad y protección que pueda aportar una ciudad garantiza o agrede la integridad personal de una persona y sus derechos, en ese sentido, el crimen afecta de manera negativa a la ciudad. Es por esto que los gobiernos locales deben garantizar que los derechos de los ciudadanos estén protegidos contra el crimen, la violencia y la agresión. Una ciudad próspera busca incrementar la calidad de vida de sus habitantes a través de un mejor manejo de la seguridad que conlleva a la reducción de los casos de homicidios y de hurtos
Tener una ciudad compacta con una mayor proximidad a unidades de servicios y comerciales puede tener ventajas en términos de eficiencia en el uso del suelo, accesibilidad a servicios, fomento de la economía local, cohesión social y sustentabilidad. Esto puede contribuir a una mejor calidad de vida y a una mayor sostenibilidad en el desarrollo urbano.
Una ciudad pensada para el bienestar ofrece acceso a oportunidades de empleo. Una ciudad próspera busca reducir el desempleo para llevar la economía por un camino de crecimiento con mejores oportunidades para sus habitantes.
Como el propósito general de este Marcador es interpretar los resultados frente a la potencialidad de inclusión que tiene cada manzana de cada ciudad por indicador y luego los respectivos agregados por dimensión y área temática hasta llegar al total de la ciudad. Para esto no solo basta expresar los resultados de 0 a 100 una vez están estandarizados ni ponderarlos por la población de la manzana. Es también importante tener una escala de referencia que permita establecer qué significado tiene el potencial de inclusión que se totalice para cada uno de los casos mencionados.
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